
Luego de que diputados y senadores aliados dieran el visto bueno -en sesión y en comisión, respectivamente- para tratar una serie de proyectos que incomodan a Javier Milei, el Gobierno tiene planeado convocar a los mandatarios de las provincias para acercar posiciones. La Casa Rosada atraviesa uno de los momentos de mayor distancia con el poder del interior desde que asumió La Libertad Avanza, y la Jefatura de Gabinete intentará reactivar los diálogos.
No hay fecha establecida, pero altas fuentes nacionales informaron que el plan es realizar una convocatoria para después del 9 de julio. Antes, habrá diálogos remotos, bilaterales, como es habitual. Pero un encuentro presencial en la Casa Rosada, en principio, se postergaría para dentro de 10 días.
El Gobierno no quiere mostrarse apurado, pero evita criticar directamente a los gobernadores, en un intento por bajar el tono al conflicto. “No nos consta que haya sido una decisión de ellos dar quórum o firmar los dictámenes. Son temas llamativos y muchos legisladores pueden tener interés en defenderlos en particular”, dijo un funcionario, para bajar los humos.
“No es la primera vez que pasa que hay diferencias sobre la política económica y pedidos que a veces no se pueden acordar tan rápidamente”, dijeron en Balcarce 50 en haras de relativizar los chispazos. Y señalaron que “falta mucho” para llegar a la instancia clave de eventuales vetos del Presidente a proyectos que, como los de jubilaciones y financiamiento universitario, ponen contra las cuerdas a Milei.
Así, en el Gobierno proyectan un encuentro, posiblemente de Francos, con unos cinco gobernadores que serían seleccionados por ellos mismos. Es decir, que repetirían el infructuoso esquema aplicado hace dos semanas.
Entonces fueron a la Casa de Gobierno Raúl Jalil (Catamarca),Ignacio Torres(Chubut),Sergio Ziliotto(La Pampa),Claudio Vidal (Santa Cruz) y la vicegobernadora de Martín Llaryora (Córdoba). Esta vez se verá a quiénes eligen, si es que deciden aceptar el llamado del poder central.
Es que los caciques del interior vienen congregándose de manera cada vez más frecuente y multitudinaria, pero no lograron los avances que esperaban. Manifestaron su incomodidad por distintas vías. Primero, en comunicados y en declaraciones públicas, representantes de la “liga” hicieron sentir su malestar por los fondos coparticipables, la baja de la recaudación y la necesidad de cambiar el esquema del impuesto a los combustibles desde sus reuniones en el Centro Federal de Inversiones (CFI).
También fueron a la Casa Rosada, y les transmitieron sus inquietudes al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y al secretario de Hacienda, Carlos Guberman, de quien recibieron una contrapropuesta que consideraron insuficiente.
Finalmente, esta semana arremetieron con hechos concretos. Diputados de provincias aliadas, o de fuerzas locales que suelen acompañar al Gobierno, dieron quórum para tratar la emergencia pediátrica en el Hospital Garrahan, anteayer.
El Gobierno sufrió y siguió de cerca aquella sesión, y festejó por lo bajo cuando se derrumbó por las peleas a flor de piel incitadas por legisladoras kirchneristas -y azuzada por los propios libertarios-. Pero ayer volvió a recibir un cachetazo, cuando, en el Senado, la Comisión de Presupuesto dictaminó a favor de los proyectos de mejora para los jubilados, que tenía media sanción, y quedó listo para tratarse en el recinto. Además, avanzaron dos proyectos impulsados por los gobernadores, de reparto de fondos para las provincias (ATN) y cambiar el impuesto a los combustibles.
Además, de avanzar con el dictamen del proyecto de ley que mejora las golpeadas jubilaciones y reactiva la moratoria previsional, hizo lo propio con la emergencia en discapacidad, otro tema acuciante cuyos avances enojan al Gobierno.
Milei y sus ministros y secretarios acusan a la oposición, más allá de las causas, de atentar contra el plan fiscal. Y si bien ya se adelantaron a anunciar vetos, saben que necesitarán de los apoyos de esos gobernadores en el Congreso para sostenerlos una vez emitidos.
En el Senado están aún más complicados que en Diputados, no sólo por las proporciones, sino por la pésima relación que mantienen con la mandamás de la Cámara alta, Victoria Villarruel. Ayer temían que la oposición logre avanzar con una nueva convocatoria a una sesión especial, porque la decisión, en última instancia, que corresponde a la vicepresidenta y titular de la Cámara alta. Si se realiza, los opositores podrían obtener el visto bueno no sólo para la automatización del giro a provincias de los ATN, la eliminación de fondos y la modificación de asignaciones del impuesto a los combustibles para la redistribución hacia los distritos, sino que podrían agregar otros temas urticantes para los libertarios.
De todas formas, aunque conciliadores, en Gobierno intentan no mostrarse apurados para negociar. “Ya nos vamos a volver a sentar”, dijeron, confiados.