De amores y de sombras

-Humor de perros. El hombre no estaba cómodo. Se lo veía mal, parco, con el ceño fruncido y la mirada fija en la mesa. Demoró en atenderlos, y cuando llegó no saludó, ni siquiera se sentó. Algunos dirigentes juveniles se sintieron sorprendidos. Lo conocen pícaro e intimista, y siempre al cabo de algún contacto se sonreían por la rapidez y la