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La vacuna y los "estratégicos"

Por Rogelio Alaniz

Lo cierto es que nuestro gobierno ha logrado el dudoso privilegio de que en el mundo se laven la boca con nosotros. Con nosotros, los argentinos. Lo hizo López Obrador, lo hizo Bolsonaro, lo hizo Lacalle Pou. En el caso de López Obrador, que nunca se distinguió por su higiene bucal, sus buches y enjuagues los hizo en la cara de Alberto Fernández. Bolsonaro, que no es santo de mi devoción, no hizo más que reiterar lo que ya dijera desde el primer momento sobre Alberto Fernández y su gobierno. Torpe, vulgar, prepotente, ninguno de estos defectos le quita razón en esta coyuntura. La presidenta de Nueva Zelanda, lo dijo como para que todo el mundo lo tenga en claro: “Yo no me vacuno; hay otras personas antes que yo”. Es tan sencillo, es tan evidente. Salvo para los señores que gobiernan en la Argentina quienes no tienen reparos en continuar insistiendo que sus amigos, compañeros y parientes son “sectores estratégicos”, ese es el giro que emplean sin que se les altere un músculo de la cara para ejercer un privilegio en cuyo ejercicio le va la vida de gente que efectivamente necesitan la vacuna.

También hay que decir que soportamos la humillación de que en el mundo nos miren como unos sinvergüenzas, aunque no seamos todos los argentinos culpables de lo que está pasando. Digámoslo de una buena vez para que todos lo sepan y lo recuerden y para que nadie diga en el futuro que nos quedamos callados o consintiendo: esta mugre moral, esta cloaca cívica circula en los pasillos del poder oficial y tiene como protagonistas exclusivos a funcionarios del gobierno peronista. El resto de los argentinos somos responsables en todo caso de soportar con cierta resignación e impotencia estas barbaridades y salvajadas cometidas desde el poder.

Pero la responsabilidad central está en un solo lado y tiene nombres y apellidos, acompañados de fotos y honores oficiales. Y a los compañeros no se les mueve un pelo. Esto también hay que decirlo y repetirlo. El Presidente de la Nación acomoda la voz y enuncia que lo que está pasando es una payasada. Esa es la respuesta que se le ocurre apropiada y oportuna al presidente de todos los argentinos. La flamante ministra Carla Vizzotti, la señora que en todos estos meses nunca vio ni oyó nada, insistió una vez más en la categoría de “estratégicos”, es decir, que al compañero Carlos Zaninni, por ejemplo, le asiste todo el derecho del mundo en vacunarse primero.

¿Y los demás? ¿Y los enfermeros y los médicos y los camilleros y los ancianos? Y los demás que se jodan. Para eso somos gobierno, para eso mandamos y para eso hacemos lo que se nos da la gana. Para eso somos "estratégicos", se ufanan y se solazan con la palabra que ahora descubrieron, mientras que usted, yo, el vecino de al lado y la señora de la vuelta no lo somos. Lo siento mucho por todos, se me parte el corazón decirlo, pero "estratégicos" son ellos. ¿Y nosotros? A joderse. Sentarnos, prender velas a la virgen o al Gauchito Gil o a la Difunta Correa. No descartar la posibilidad de afiliarse al partido del gobierno. ¿Quién dice que se compadezcan y te tiren de lástima una vacuna que les sobre? Como para que nos quede claro desde dónde habla la señora ministra Vizzotti, declaró en estas horas que el gobierno está siendo víctima de una falaz y perversa campaña de desprestigio. Ahora los falaces y perversos somos nosotros. Ellos son tiernas criaturitas de Dios con alitas en las espaldas y el rótulo de "estratégicos". Pregunto a modo de despedida: ¿en qué momento le van a echar la culpa a Stornelli, a Magnetto o a Macri?

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