
La emblemática foto tomada por Korda y que recorre el mundo como un símbolo de lucha.
Por JCB de ANALISIS
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Si bien existen discusiones respecto a su nacimiento, el propio Ernesto Guevara de la Serna Lynch -El Che- siempre aseguró que su nacimiento fue el 14 de junio de 1928, en Rosario. La polémica la introdujo Julia Constenla, biógrafa de la mamá del Che, Celia de la Serna. Según la autora del libro que relata la historia de Celia, Guevara fue anotado un mes después de su verdadero nacimiento que habría sido el 14 de mayo. El motivo de dicha manipulación habría sido hacer figurar el nacimiento posterior al casamiento de Celia con Ernesto Guevara Lynch, padre de Ernestito.
Sin embargo, a nivel mundial se recuerda el 14 de junio como el día en que nació El nacedor, tal como lo caracterizó Eduardo Galeano. El Che cumpliría hoy 91 años, si no hubiese caído muerto en el combate de la guerrilla en Bolivia.
El joven Ernesto nació en Santa Fe pero de chico debió mudarse junto a su familia a las sierras cordobesas, con el objetivo de encontrar un mejor ambiente para su asma que lo ponía constantemente en sensación de muerte. Cabe recordar que el asma por esos tiempos no tenía un tratamiento tan simple como el que estamos acostumbrados en la actualidad y el clima rosarino no era el mejor para la calidad de vida del entonces niño Guevara.
Pasó el tiempo y Guevara se volcó por el rugby y la medicina en la Ciudad de Buenos Aires. En cuanto a su pasión por la ovalada, hay un dato de color que lo vincula con Paraná: en el mausoleo de Guevara instalado en Santa Clara, Cuba, hay un artículo periodístico que refleja la crónica de un partido que jugó su equipo contra el Club Atlético Estudiantes (CAE) de Paraná, corroboró ANALISIS. Guevara supo entrenar en el San Isidro Club (SIC) pero no lo dejaron competir debido a su enfermedad, lo que hizo que El Che recale en el club Atalaya. Además, su pasión por el rugby se tradujo en su rol de periodista de la revista El Tackle.
Tras varios años de estudio, Guevara decidió emprender un viaje con su amigo Alberto Granado en lo que se conoció con posterioridad gracias a sus Diarios de Motocicleta de los cuales se hizo el film donde fue representado por Gael García Bernal. Ese viaje fue el que terminó por transformar a Ernesto en El Che.
Al volver, culminó su carrera y decidió continuar su destino en la Patria Grande que había recorrido y en cuyo trayecto había forjado la convicción de cambiar el estado de las cosas. La injusticia y desigualdad que pudo observar en su trayecto por la Argentina, Chile y Perú había sido el motor de la transformación.
Fue así que recaló en Guatemala, donde se acerca a los exiliados políticos de distintos países gracias a su contacto con la economista peruana Hilda Gadea, con quien se casa dos años después y tiene su primera hija. Gracias a ella conoce a cubanos que estaban en el exilio de la dictadura de Fulgencio Batista. Pero en junio de 1954 se desata un golpe de Estado -financiado por la CIA- en Guatemala y eso hace que Guevara viaje a México DF.
Allí sucede un encuentro clave para la vida de Guevara y de todo el mundo: conoce a Fidel Castro Ruz, quien estaba exiliado en México preparando una verdadera Odisea. El proyecto revolucionario incluía viajar en un pequeño buque, bastante deteriorado, hacia Cuba y arrebatarle el poder a la dictadura de Batista que había consolidado a Cuba como el prostíbulo de Estados Unidos. Según cuenta la historia, cuando El Che aceptó formar parte del plan de Castro lo hizo bajo una sola condición: una vez finalizada la etapa de toma y consolidación del poder revolucionario en Cuba, Guevara sería libre de ir a dar la misma pelea en otros rincones del mundo.
El médico de la tropa pasó a ser un comandante clave en el triunfo revolucionario cubano, obteniendo una de las victorias más importante de la guerra de guerrilla en el estado de Santa Clara. No hay historiador -pro y contra revolución cubana- que no destaca el rol de Guevara en aquel proceso revolucionario y que ponga a Guevara siempre al frente de cada combate. Siempre, con su asma a cuestas poniendoló en sensación de muerte ante cada ataque.
Una vez obtenido el triunfo en Cuba y tras haber ocupado mandos clave en el armado del nuevo gobierno revolucionario conducido por Castro, Guevara comenzó a planificar sus viajes para cambiar el mundo. Tuvo un paso por África, el cual significó un fracaso en términos del objetivo propuesto.
Era un contexto difícil a nivel mundial y Guevara ya debía circular por el mundo camuflado por su condición de guerrillero ante la persecusión del poder capitalista. Además, El Che no era de quedarse callado y supo enfrentarse a la propia Unión Soviética cuando así lo consideró necesario y esto afectaba al propio gobierno cubano que era dependiente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Todo hacía del Che un personaje "molesto" para cualquier expresión de poder imperialista.
A pesar de que muchos dudan de su condición de argentino y de la caracterización del propio Guevara que se consideró siempre un hijo del mundo entero y especialmente de la Patria Grande, el objetivo de Guevara siempre tuvo a la revolución sudamericana en su agenda. Esto lo llevó a recalar en Bolivia, sin el respaldo del Partido Comunista y con una mochila cargada de convicciones más que de municiones para dar la pelea. Fue allí que se empezó a escribir el final del cuerpo del Che que pasó a la inmortalidad cuando el Ejército Boliviano lo capturó y fusiló con el apoyo financiero y estratégico de Estados Unidos. "Pensaban que te mataban y no se dieron cuenta que sembraron una semilla", es una frase que le atribuyen a varios autores pero que siempre se dedicó a Guevara,
Su cuerpo asesinado fue expuesto como un trofeo y no hizo otra cosa más que multiplicar su cara por cada rincón del mundo. "Es un muerto que no para de nacer", dice una canción popular argentina que no todo el mundo sabe que es para el guerrillero rosarino, argentino, latino, del mundo. El responsable del ícono mundial fue el fotógrafo Alberto Díaz (Korda) quien capturó la imagen de Guevara mirando el horizonte en un segundo plano, mientras se desarrollaba un acto en conmemoración a las víctimas de un sabotaje yankee.