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Miedo a perder/Miedo a ganar

Miedo a perder/Miedo a ganar

El humilde Leicester de Claudio Ranieri campeon de la Premier League por encima de los poderosos.

Por Diego H. Fernández

(Especial para ANÁLISIS)

Es muy común ver a un equipo de menor historia, jerarquía técnica en sus jugadores y económicamente inferior al poderoso rival cuando se enfrentan, demostrar en la mayoría de los casos un planteo cauteloso y hasta muchas veces ultra defensivo para sentirse más seguro y de esa forma enviar desde el inicio del juego un mensaje claro "miedo a perder". A esto los jugadores lo sienten y toda la semana van elaborando una historia de menor a mayor, primero pensando que tal vez se pueda ganar, para pasar a un empate no es mal negocio, si perdemos estaba en los planes, para por último llegar al ojalá no nos ganen por muchos goles.

Decididamente la forma de plantear el juego no es lo fundamental para que esto se revierta sino la manera de transmitirlo: hacerle ver al jugador que esto es solo una táctica y estrategia para sorprender al poderoso rival y lastimarlo inculcando desde el primer día de la semana que estamos (a pesar de diferencias notorias en condiciones) de dar el golpe, esto nos llevará a otra situación que se observa asiduamente y es cuando este equipo convierte un gol y de esa forma cambia el "miedo a Perder" por la otra sensación que analizaremos que es el "miedo a Ganar" en donde es habitual que el equipo por dos razones retroceda hacia su propio campo para cuidar con uñas y dientes la ventaja que consiguió la primera por la actitud del adversario que, herido en su amor propio y en el resultado, sale a llevarse por delante al atrevido equipo que tuvo la fortuna de adelantarse en el marcador; la otra es la que dijimos, una ansiedad que invade como un virus a todo el equipo llevándolo a retrasarse en su campo  con  nerviosismo aferrado a esa  diferencia que  hay que cuidar como sea, aunque falten todavía muchísimos minutos por jugar, y en ese momento se generará  en el exterior un clima de ansiedad como el de adentro por cuidar la ventaja; entonces, desde la platea se empezará a escuchar el clásico "saca el equipo adelante", "estamos muy metidos atrás", a lo que el entrenador por dentro piensa: tranquilos es lo que más deseo en el mundo pero es algo que yo, haciendo todas las señas que hago y gritando a más no poder con mis ayudantes, no puedo lograr y es la pura verdad.

Esto es el fútbol, forma parte del juego que está ejecutado por seres humanos que no pueden dejar colgado en el vestuario sus emociones, las que fueron toda la semana de entrenamiento alimentadas y que llegado el momento se dispararon para un lado o para otro según las contingencias del juego y vaya paradoja sólo una acción  puede cambiar la forma del miedo que sentimos...."Miedo a Perder" o "Miedo a Ganar" y en un pedestal se encuentran los elegidos que existen en todos los deportes esos que solo juegan su instante sin pensar en la consecuencia que le deparará su acción, algo de eso que dice acostúmbrate a ganar y serás un ganador acostúmbrate a perder y serás un perdedor, afirmando ya desde hace varias décadas que el talento no solamente se encuentra en lo visible para todos sino también en lo mental e interno de cada uno.

Por eso también existen en mucha menor medida esos entrenadores que con humildes equipos plantan bandera tengan el presupuesto, infraestructura o historia mucho menor a la de sus poderosos adversarios, digamos que intentarán siempre ser David frente a Goliat, obviamente deseando que la historia termine de igual manera. En un deporte carente de lógica (aunque a veces se dé una vuelta por el mismo) el entrenador tiene junto a sus jugadores siempre la última palabra. El entrenador aferrándose a los tres pilares fundamentales que debe tener esta profesión: INTENCIÓN, poseer una idea, CONVICCIÓN para llevarla a cabo y PERSUASIÓN para convencer a sus jugadores de implementarla en los contextos que sean. Y el jugador una mentalidad ganadora que debe estar por encima siempre de sus características técnicas y condicionales.

Un día después de un partido de Premier league donde el Leeds United después haber ido ganando por tres goles termina empatando, en rueda de prensa un periodista le preguntó a Marcelo Bielsa por qué cuando había sacado ya la diferencia no había hecho cambios para cuidar el resultado a favor en vez de hacer cambios manteniendo la estructura e ir por más, a lo que el entrenador respondió para qué lo iba a hacer si la diferencia la saqué jugando de una manera, no veo porqué modificarla. Esto que podría ser mirado como una testarudez tiene su razonamiento lógico porque más allá que el rival haga cambios ofensivos para llegar al empate estos también dejaran abierta la puerta a una diferencia mayor en contra, con lo que llegamos a ese momento en que las decisiones son tomadas en base a las ideas del entrenador y al fútbol que él siente.

Generalmente lo lógico es hacer cambios para cuidar la ventaja y cerrar el resultado, cosa que tampoco lo asegura por todo lo que ya hemos hablado en otras columnas acerca del juego  y  su  imprevisibilidad  debido  a  que es  un “sistema ecológico” habitado por humanos, un “sistema complejo” ya que sus componentes inter e Intra actúan con sus rivales y sus compañeros además de ser condicionados y condicionantes por el entorno, un fenómeno “Estocástico” ya que no es ni totalmente determinista ni totalmente azaroso, llegando a la conclusión de que el juego es “Futurización” es lo que todavía no es. Juanma Lillo afirma que “no hay nada más arriesgado que no arriesgar por eso mismo para no tomar riesgos, arriesgaré”. ¿Cuánta verdad no?

Qué es lo que hace que sean muy pocos los entrenadores que salgan a jugar en todas las canchas de igual manera sin importar la condición y sin que haya diferencia entre jugar de local o visitante. Acaso no entrenamos de la misma manera, acaso no sería lo más prudente proponer en vez de esperar, tal vez no sería más sorprendente para el rival salirlo a  atacar como lo hacemos de local. Dudas que se responden cuando entendemos que existe un preconcepto de que no se puede jugar igual en todos lados y entonces aparecen nuevos interrogantes que tienen que ver con que nada nos asegura que salir más austeros en el juego  nos dará la certeza de ganar o de acercarnos más a ese objetivo.

En definitiva el sobre análisis que hacemos muchas veces los entrenadores cercena la intención de ser más audaces o por lo menos de proponer lo mismo en todos lados. Pero porque desde ese mismo análisis no podemos diagramar una estrategia que tenga que ver desde el arriesgar a lastimar más de lo que nos tenemos que cuidar, así enfrente tengamos al mejor equipo del torneo y en su casa. El potrero, la clave está en el potrero. Nunca fui parte de un partido en un potrero ni como jugador ni como espectador que no se juegue de la  misma manera siempre: Proponiendo. Claro en el potrero no existe el análisis, no existe el mensaje nocivo ese que reza ¡ojo! Que si atacas mucho te descuidas y podes perder. Todas esas cosas obvias para todos, la “famosa manta corta” esa que conocemos todos, por eso la clave está en el coraje del entrenador y por ende en los jugadores. Juan Carlos Osorio tiene una excelente frase que dice “Es improbable  ganar si no asumimos la posibilidad de perder” claro que sí. Así es. Perder es una posibilidad que existe como la de empatar y como la de ganar. Y para ganar yo tengo que proponer, aunque el fútbol muchas veces da la posibilidad a algunos equipos que ganan sin proponérselo y solo lo hacen porque se les presentó la posibilidad. Y eso es válido, o por lo menos el reglamento no dice nada de que solo puede ganar el que propone, sin embargo siempre el que lo hace tiene muchas más posibilidades de lograrlo y si así no sucediera  me gustaría citar al maestro Jorge Luis Borges expresando que la derrota tiene una dignidad que no tiene la victoria y yo agrego que es mejor una derrota digna dada por arriesgar y no una victoria que se da por casualidad.

Desde la conducción trabajaremos para que los miedos y ansiedades no deterioren nuestras ideas y el trabajo de nuestros jugadores mediante, charlas individuales y colectivas visualizando imágenes nuestras y de nuestros rivales (dónde lastimar más que dónde cuidarnos) teniendo como condición primaria la forma de comunicar nuestras intenciones con positivismo y siempre alentando la capacidad de nuestros dirigidos convenciéndolos de que el resultado solo será la consecuencia del desarrollo que nosotros brindemos en base a nuestras capacidades que siempre pueden ser un poco más si nos lo proponemos.

* Ex arquero profesional. Actual director técnico.                                                                  

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